lunes, 18 de julio de 2016

Naty Grace

Hoy quiero escribir sobre un amigo perro que estuvo enfermo estos días. Su nombre se lo debe a mi abuelo y al perro de mi hermana cuando ella llegó una otoñal tarde a la casa de mis abuelos, la traía mi hermana junto con algunos compañeros desde el colegio donde estudiamos. Yo estaba en mis primeros meses en la universidad y no tuve la oportunidad de conocerla hasta el fin de semana de ese 7 de abril de 2004, fecha memorable ya que ella llegó como un regalo inesperado para el cumpleaños de mi hermana. Ese día, en la mañana sus compañeros habían encontrado 2 perritas abandonadas atrás de la pandereta del colegio, y no hallaron nada mejor que dejárselas en el puesto, ya que ella siempre ha tenido una debilidad por los animales (no sólo ella, la verdad es que es un mal de familia), por motivo de su cumpleaños 17.  Las clases terminaron y mi hermana sabiendo que no podía llegar con 2 perritos a la casa de mis abuelos se puso a buscarles hogar junto con una amiga. El problema era que una de esas perritas estaba enferma y debían llevarla al veterinario. Como nadie de su curso tenía trabajo cuando se trasladaban en la micro que los llevaba desde el colegio hasta el centro de la ciudad, hicieron una colecta con los pasajeros para poder llevarla al veterinario. Así, mi hermana llegó con una de las 2 perritas y con dinero para ir al veterinario, con la promesa que después de que se recuperara le encontraría un mejor hogar donde vivir. Mi abuelita le dijo que bueno, pero solo mientras se recuperara la iba a tener, porque bastante ya había sufrido con los estragos que le trajo, el alguna vez cachorro de perro, que le llevaba mi hermana. Así comenzaron a buscar nombres para ponerle, y mi tata no encontró nada más original que ponerle una variante similar a Natan (el alguna vez cachorro), y la bautizó como Nati, luego el veterinario la inscribió como Naty en la ficha para darle más distinción y separarla un poco del nombre de Natan. Llegó el día de las madres y con Naty completamente recuperada (y sin haber encontrado un mejor hogar para recibirla), mi hermana la puso una cintita y se la regaló a mi abuelita, que estaba “súper contenta” después de todas las rabias que un cachorro puede dar, sobre todo porque muchas veces son incompatibles con los maceteros y las plantas que ella tanto adora.

Nati creció, llegó otra perrita a la casa 2 años más tarde para el cumpleaños una tía, a la que mi hermana bautizó Dumi y ambas se convirtieron en hermanas de madres biológicas diferentes (salta a la legua que la genética de ambas no provienen de los mismo padres).
Diez años más pasaron y unos cuantos meses y ya con 12 años a cuestas el fin de semana casi se despide de este mundo, digo casi porque le dijimos al oído que si veía a mi tata o al Natan corriera en dirección contraria a ellos. El fin de semana tuvo que ser operada de urgencia, la verdad es que fue mucha suerte que el veterinario estuviera disponible y justo en la clínica en el momento que mi hermana lo contactó, considerando que este sábado fue feriado (16 de Julio) y como feriado él no iba a atender, pero tenía un paciente que tenía que ir a revisar el cual lamentablemente no logró pasar la noche (que penita cuando estas cosas suceden), sin embargo gracias a él pudimos contactarlo y llevamos a la Naty de urgencia porque tenía un comportamiento muy raro (era fin de semana, no quería salir a correr, no quería comer, estaba muy helada y se tambaleaba al caminar, aparte tenía el estómago abultado).

Estando ya en la clínica el veterinario la revisó y encontró que esto no pintaba para nada bueno, el estómago lo tenía abultado porque estaba lleno de sangre y Nati se estaba desangrando internamente, por lo que él creía que podría ser un tumor en el Bazo. Le revisó las encías que estaban muy pálidas y le tomó muestras de sangre, que por suerte resultaron buenas (para los que sepan sacó 36 de ematocritos, el vet dijo que estaba bien o medianamente bien ese valor). Luego de eso hubo que hacerle una ecotomografía para revisarle bien y descartar el primer diagnóstico o para hacerlo válido. Las cosas no pintaban bien, porque lo que debería verse era opacado por una gran mancha negra que según nos contó el veterinario él creía era sangre, así que en ese instante, comenzó a llamar a su gente para la operación. Mi hermana ofició de arsenalera y a mi me sacaron de la sala de operaciones hasta que finalizara. Según el veterinario era una operación larga y muy riesgosa, con un 50% de probabilidades de que resultara mal, pero si no se operaba Naty no llegaría al 17. Él estaba nervioso al principio según me contó después mi hermana, aunque con ella siempre tuvimos la confianza que Naty saldría bien (sobre todo después del consejo de que si veía a mi tata o al Natan corriera en sentido contrario).

Así, una hora después mi hermana bajó por las escaleras con un “riñón” con el bazo de la Naty para que yo lo viera, el bazo efectivamente tenía un tumor del tamaño de una mandarina. Y era él el que estaba botando sangre (más menos mi hermana me cuenta que sacó 4 “riñones” con sangre de la Naty antes que le pudieran extirpar el bazo).

Después de eso la trajimos para la casa de mis tatas y estuvimos todo el día vigilándole el sueño, el cual era tranquilo, pero a veces despertaba para ver si estaba sola o acompañada. No comió nada ese día, pero al siguiente se levantó de lo más feliz, comió pollo y tomó agua (aunque fue tanto que terminó votándolo nuevamente), y la fresca quería salir a correr.

El veterinario dijo que en 15 días más la vería si todo salía bien, le recetó medicamentos para el dolor, antibióticos y para la anemia (el bazo es el gran reservorio de sangre del cuerpo) y debe andar con un collar isabelino, aunque a ella no le guste mucho. Ahora anda fundida por el mundo comiendo cositas ricas. La Dumi tampoco se queja porque dice que gracias a que la Naty está con dieta, ella también puede comer pollito o posta rosada.


Así que gracias al veterinario, su esposa y mi hermana, la Naty sigue con nosotros acompañándonos.

sábado, 9 de julio de 2016

Días Fríos

Estos días han estado bien helados en la capital de mi país, pero más que verlo como algo negativo, prefiero este tipo de días, porque incitan a quedarse guarecido, a compartir con los seres queridos, a formar parte del hogar, que viene de la hoguera que había en las casas romanas (si mal no recuerdo mis clases de historia).

En los días fríos, mis deditos sufren, tanto los de mis manos como los de mis pies, pero prefiero estos días, porque en días veraniegos no hay lugar para esconderse del abrazador clima.

Las nubes, y el viento helado me recuerdan que uno debe moverse para entrar en calor, es una invitación a hacer cosas (como pan amasado, o sopaipillas), una invitación a tomar un té caliente, o a compartir un café con alguien a quien queremos, o simplemente para sentirnos recorfortados con nosotros mismos.

En los días fríos la mente funciona mejor, puede meditar o crear nuevas ideas.

En días fríos viene la inspiración para escribir...


viernes, 1 de julio de 2016

Vivir


 
 
Miro la existencia de otro, y veo un camino recorrido con  fuerza,  amor y vida

Me llena de admiración y pienso como no ve lo bello que es y que ha sido vivir.

Miro mi existencia y veo un camino difícil, recorrido y evitado a la vez.

Me deja  sin energía y pienso como no veo lo bello que es y ha sido vivir.

… respiro una vez y luego otra mas… que significa esto...afuera lo bello adentro el esfuerzo, quien dice eso?

Respiro, amo vivir.